Los principios en Chulucanas
El Vicariato de San Juan de Sahagún ofrenda sus raíces históricas en homenaje al Papa Juan XXIII (1958-1963) que, en 1961, hizo una llamada general a las Ordenes y Congregaciones religiosas de Norteamérica, invitándoles a enviar a las hermanas iglesias en Suramérica un porcentaje de sus miembros para apoyar en el apostolado del continente que sufría, desde hacía mucho tiempo, las consecuencias de una escasez de vocaciones al ministerio. Pronta para responder a la solicitud del Santo Padre fue la Provincia Agustiniana de Nuestra Señora del Buen Consejo de Chicago, EE.UU.
Habiendo considerado varias opciones, la Provincia designó al Perú como terreno de su futuro esfuerzo misionero. En enero de 1963, el Prior Provincial, Francis Cavanaugh, OSA, acompañado por dos agustinos de la misma Provincia, llegó a Lima para comenzar las gestiones necesarias. Dentro de poco tiempo, se determinó tomar la responsabilidad de un territorio ubicado en el noroeste del país, por la frontera con Ecuador, en el departamento de Piura.
El área bajo consideración se componía de las tres provincias políticas de Ayabaca, Huancabamba y Morropón. El territorio, extendiéndose desde los márgenes del desierto de Sechura hasta los Andes en el altiplano del departamento, cubría unos 13,500 km2, con una población, en aquel entonces, de unos 300,000 habitantes. Dentro de la jurisdicción eclesiástica de la diócesis de Piura, el sector estaba dividido en 14 parroquias, atendidas por 7 sacerdotes diocesanos y otros siete frailes de la Orden Franciscana. Fueron parroquias, la mayor parte, de extensos territorios, algunas con más de 100 pueblos y caseríos dentro de sus fronteras y, en unos casos, solamente con un sacerdote para atender a las necesidades espirituales de los fieles.
En coordinación con el Nuncio Apostólico y varias otras autoridades eclesiásticas locales los agustinos norteamericanos comenzaron un nuevo capítulo en su historia con la decisión de trabajar en esas nuevas tierras del norte del Perú.
Los pioneros
En abril de 1963, el Consejo Provincial de Chicago recibió la aprobación de la Curia General para comenzar su nueva aventura de fe. A principios de noviembre del mismo año, los primeros agustinos misioneros, Edward Chapman, Cornelius Lehane y John Burkhart, llegaron a Lima para comenzar sus estudios de castellano y recibir otras orientaciones en preparación para su nuevo ministerio. Fueron recibidos por James Clark, OSA, de la misma provincia, quien había llegado a la capital peruana unos meses antes para establecer un centro de coordinación para los misioneros.
Pocas semanas después llegaron tres agustinos más de la Provincia mexicana de Michoacán: Porfirio Díaz, Pedro López y José Luis Gavidia para acompañar a sus hermanos en la nueva obra misionera. Desde el principio la Orden demostró un espíritu de colaboración en cuanto a la fundación de la futura diócesis de Chulucanas con agustinos de distintas provincias participando en el establecimiento de nuestra iglesia local, bajo la dirección de la Provincia de Chicago.
Es interesante notar que los primeros en tomar residencia en Chulucanas, que había sido designada como sede de la misión, fueron los mexicanos, llegando a su nuevo hogar en diciembre de 1963. En abril de 1964, habiendo terminado sus estudios, los agustinos de Chicago formalmente llegaron a la misma ciudad capital de la provincia de Morropón, Piura.
En mayo de 1964, la Santa Sede anunció el establecimiento de la nueva Prelatura de Chulucanas, nombrando como primer Prelado Nullius a John Conway McNabb, OSA, de la misma Provincia de Chicago. Natural de Beloit, Wisconsin, EE.UU., el nuevo prelado agustino, con sólo 38 años de edad, anteriormente había servido a su Provincia en varios cargos administrativos, inclusive como director del Mendel Catholic High School, uno de los colegios secundarios más grandes de la Provincia y también como Secretario Provincial.
En medio de un ambiente festivo, con la presencia del Nuncio Apostólico, miembros de la Orden y una multitud de fieles congregados en la plaza principal de la ciudad donde fueron realizadas las ceremonias de inauguración, monseñor Juan tomó posesión de su nueva Prelatura el 21 de junio de 1964. Tres años después, en 1967, el Prelado fue ordenado Obispo. En diciembre de 1989, el papa Juan Pablo II elevó la Prelatura de Chulucanas a la dignidad de Diócesis, con el mismo Monseñor John MacNabb como primer Obispo.
Poco a poco la obra misionera comenzaba a florecer. En 1968, tres miembros de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva (EE.UU.), Richard Appicci, John Sheridan y Francis Kelly, llegaron a la Prelatura para abrir una misión en la ciudad de Chulucanas. Un año más tarde John Kelly, de la Provincia de California (EE.UU.), se unió a la obra. Dos regiones distintas fueron establecidas dentro del territorio de la Prelatura: la de Chicago y la de Villanova, cada una con su propio superior regional. En 1976 la región de Chicago comenzó a aceptar las primeras vocaciones nativas. En 1984, cuando la Prelatura ya estaba celebrando su vigésimo aniversario de existencia y en las vísperas de un importante acuerdo de unión entre las dos regiones, hubo un total de 20 agustinos de distin tas jurisdicciones trabajando en Chulucanas: 11 de la Provincia de Chicago (que incluía al Obispo), 7 de la Provincia de Villanova, 3 de la Provincia de California y un peruano. En esa fecha unos 4 peruanos más estaban participando en el programa de formación en Lima, de los agustinos de la Provincia Peruana de Nuestra Señora de la Gracia.
La unión de las Regiones y la fundación del Vicariato
En febrero de 1984, con la asistencia de los tres Priores Provinciales norteamericanos (Chicago, Villanova, California), los miembros de las distintas Provincias que trabajan en Chulucanas se reunieron en Lima para discernir sobre el futuro. Después de varios días de encuentro, llegaron al acuerdo de formar entre ellos una sola jurisdicción. La recomendación recibió la aprobación de las Provincias y de la Curia General en Roma, y la Región Agustiniana de Chulucanas fue establecida con Daniel Turley, OSA, como primer Superior Regional. Dos años después, la misma región fue organizada en un Vicariato de la Orden, bajo la jurisdicción de la Provincia de Chicago, y tomó como patrono al santo agustino español, San Juan de Sahagún. Después de consultar con los miembros del Nuevo Vicariato, el Consejo Provincial de Chicago nombró a Daniel Turley como primer Vicario.
La realidad actual
Trabajo pastoral
Luego de establecerse en Chulucanas, los agustinos comenzaron a extenderse a otras localidades dentro de las fronteras de la nueva Prelatura. En 1964, llegaron a trabajar en la parroquia de San Isidro de Morropón. En 1968, los agustinos de Villanova fundaron la parroquia San José Obrero en Chulucanas. En los siguientes años aceptaron las parroquias de Santo Domingo, donde sirvieron hasta 1984, y la de San Fernando de Chalaco. Otra nueva aventura se comenzó en 1984, cuando los agustinos tomaron la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en Pacaipampa. Los directores del Centro de Formación de la Diócesis de Chulucanas, fundado en 1975, fueron agustinos desde 1975 hasta 1988 y, de nuevo, desde 1992.
Promoción humana y la Opción preferencial por los pobres
La población de la Diócesis de Chulucanas ha crecido hasta 370,00 habitantes y sigue siendo unas de las regiones más pobres del Perú. La opción preferencial por los pobres ha sido, desde el principio, la norma y guía de los agustinos y otros agentes de pastoral. Siglos de sufrimiento con el sistema de haciendas (terminado con la Reforma Agraria de 1969) y un abandono casi total por parte del Gobierno, ha dejado Chulucanas en una situación de creciente empobrecimiento. En los últimos años, las medidas económicas dictadas por los organismos financieros multilaterales (FMI, BM, BID y otros) y el peso de la deuda externa del Perú, ha causado que el gobierno corte aún más los pocos servicios que se brindan al pueblo. El costo social ha sido enorme, reflejado, entre otras cosas, en un aumento de la morbimortalidad infantil, y en el desarrollo de enfermedades infectocontagiosas como el cólera.
La Iglesia de Chulucanas ha tratado de responder a esta situación dentro de sus posibilidades. La Diócesis comenzó en 1988 el Centro de Desarrollo Rural Villa Nazaret con el fin de capacitar laicos en todas las parroquias en programas de salud, agricultura, derechos humanos, deforestación y proyectos comunales. El Centro es un lugar de actividad perpetua con personas de cada parroquia que participan en sus multiformes actividades, además de los centros de reforestación y agricultura que existen, bajo el auspicio de Villa Nazaret, en varias de las parroquias más pobres y alejadas en la sierra.
Formación
El Vicariato abrió su primer programa de formación agustiniana en Trujillo en 1988. Esta comunidad de formación sirve hoy como Postulantado y Profesorio para los Vicariatos de Chulucanas, Chuquibambilla e Iquitos. Los formadores de esta comunidad son profesores en la Facultad de Teología en el Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo de la Arquidiócesis de Trujillo, y enseñan en el Instituto Pedagógico Juan Pablo II, específicamente establecido para capacitar a futuros profesores de religión. Además, miembros de la comunidad trujillana administran un vicariato parroquial ubicado en la misma localidad de la casa de formación.
Casa de Retiros
Por muchos años, la casa central del Vicariato, ubicada en Chorrillos (Lima), ha ofrecido un valioso servicio a otros misioneros, clero, religiosos, y miembros de un sinnúmero de congregaciones, abriendo sus puertas para que los demás puedan descansar y recuperar fuerzas físicas y espirituales. Durante más de 25 años, el Hno. Antonio Schander ha servido como mayordomo o guardián de Villa en Lima, y «Tony» es conocido por casi todos los agentes de pastoral de la ciudad.
Actualmente miembros del Vicariato cumplen ministerios de tres iglesias particulares del Perú: Chulucanas, Trujillo y Lima. Pero, con mucho, el apostolado principal es en la misma Diócesis de Chulucanas, donde la presencia agustiniana es muy evidente y apreciada. El Vicariato administra 4 parroquias y ofrece servicios ministeriales en una quinta. Además un agustino sirve como director del Centro de Formación de la Diócesis, ubicado en el pueblo serrano de Santo Domingo.
En 1993, el Vicariato, bajo el ministerio de su segundo vicario, John J. Lydon, OSA, contaba con 21 miembros: 6 de la Provincia de Chicago; 6 de la Provincia de Villanova; 1 de California y 8 peruanos: un sacerdote, dos hermanos de votos solemnes, y 5 estudiantes en votos temporales. Además, hay un novicio y 4 prenovicios de la jurisdicción.
Actualmente, el Vicariato se encuentra bajo el ministerio de P. Ramiro Castillo Castro, OSA, contando con 24 miembros de votos solemnes, 5 hermanos de votos temporales, 3 novicios y 8 prenovicios.
El Plan Pastoral
El trabajo principal del Vicariato es atender a las necesidades parroquiales de la Diócesis de Chulucanas donde actualmente tiene responsabilidad en cuatro parroquias. Como consecuencia de la conferencia de Medellín (1968) los agentes de pastoral de la Diócesis decidieron comenzar un plan pastoral para el desarrollo de comunidades eclesiales de base. Después de probar varias metodologías, optaron por un plan que se llama Nueva Imagen de Parroquia (Proyecto NIP). Con el fin de incorporar un gran número de laicos comprometidos, cada parroquia está dividida en zonas de 50 a 200 familias. Cada zona cuenta con un equipo zonal de 10 personas encargadas de la liturgia, los enfermos, los derechos humanos, la catequesis, la promoción comunal, etc. Además, hay varios catequistas por cada zona y una red de mensajeros para repartir el boletín parroquial a cada familia. Cada parroquia tiene también un equipo de laicos encargados de visitar cada zona, dos o tres veces al año, para ofrecer cursos de capacitación y de profundización de la fe. En tal forma miles de laicos ocupan cargos en la Iglesia y así sienten que verdaderamente son Iglesia.
En 1992 todas las parroquias participaron en la renovación y formación de nuevas comunidades eclesiales de base, con más de 600 grupos formados en las cuatro parroquias agustinianas.